¿Cómo es posible que todo se conserve intacto? Es más, el
corazón no ha cesado de extender las alas hacia los confines de mi ser. Y ese
es un lugar al que todavía no he llegado. Si alguna vez miras al cielo, y ves
una sombra sobre tu cabeza, es sencillamente el pájaro de mi amor cerniéndose
sobre ti. Pero, no temas, no es este pájaro de mal agüero. Es un pájaro en el
que ovillarte, porque se sueña cobijo. Un pájaro en cuyo canto se enhebra el
latir de la vida. Un pájaro que con dedos amorosos ahuecará en tu boca una
sonrisa.
Y hoy me importan bien poco los muros o las diferencias. Que
no me entiendas porque el amor es irresoluble, porque no es ecuación ni
fórmula. Porque precisamente su lugar es lo inexplicable. Porque todo lo
vivido, los miedos, los egoísmos, los malos entendidos, las borrascas, en nada
han incidido, y me doy cuenta de que el amor prevalece, y, como digo, el
sentimiento permanece intacto. Y eso que me resulta casi milagroso, en cierto
modo, lo legitima a mis ojos. El amor, ese movimiento hacia la vida. Ese amor
que adquiere su dimensión última en el amante. El amor es. Y yo soy la amante.
Y tú eres ese cataclismo en mi vida, el que me hace escribir la rimbombante
frase, “zona cero”, justo en la puerta de aquel sueño por la que entraste.
Entra por el sueño y por el sueño se va...imágenes se agolparon en mi cabeza...
ResponderEliminarProbablemente sí, Joven llamado Cuervo, pero igualmente lo deja todo patas para arriba...
ResponderEliminarEl amor es metafísica, y pese a que sea algo irresoluble tú logras empaparnos de él.
ResponderEliminarUn beso
Estos textos barbaros y hermosos me hacen diminuto!
ResponderEliminarBesos