Y nos enfrentamos
sobre la piel del otro
en batalla amorosa
con la temeridad
del que ya nada tiene que perder
planeando los cuerpos
como dos kamikazes
Proclamo
que carece de importancia la derrota
a manos de ese sexo
que tu enarbolas victorioso
dentro de mí
como bandera
Nunca se acepta la derrota con tanta placidez...
ResponderEliminarDarío tiene razón. Ojalá todas las derrotas fueran así de satisfactorias...
ResponderEliminar:P
Me anoto en la propagación
ResponderEliminarde estas batallas deliciosas!!!
Besos Loba!
grrrr... jajaj